Por algo es que el Señor Martín Pallín, además de ser nuestro juez de cabecera con el que llevamos haciendo escraches o, mejor dicho, exorcismos a la injusticia y quienes la practican, es persona muy querida entre familiares, amigos y amigas de las víctimas del franquismo. Mucho emérito y muchas veces.
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