martes, 16 de abril de 2013

Esa bella jornada del 14 de abril de 2013


Ciudadanas y ciudadanos:

A lo largo de estos días vais a ir encontrando en este blog imágenes, canciones, retratos de lo que fueron los actos que Memoria y Libertad organizó en Madrid el 14 de abril de 2013.

Fue una jornada inolvidable - o eso quisieramos- a pesar de que la mayoría de los diarios se olvidaron de ella, incluso se olvidaron de la propia efeméride y de su sentido, el ejercicio cívico y ciudadano de proclamar, y recordar la proclamación, de la II República española. Afortunadamente existen ángeles laicos y Públicos que emplearon bien su pluma, como Patricia Campelo.

Por la mañana de un día de sol radiante, que escribían los gacetilleros de antes, se reunieron unos centenares de jóvenes de todas la edades en el cementerio para recordar a sus muertos, a los luchadores de la extensa patria de la libertad, en nuestro territorio y en nuestra ciudad. Quiero decir allí donde residimos, porque el territorio sigue siendo propiedad de los herederos de los mismos jerarcas, latifundistas y ladrones que financiaron el golpe de los asesinos.

Con algunos advenedizos que se les han añadido.

Desde la sobremesa, en el Ateneo, en el viejo y joven caserón de la calle del Prado, que tiene tanto visto que se hace el sordo sin dejar de oír una sola palabra, disfrutamos de una tarde literaria e histórica, musical, testimonial. Una barra libre de emociones que se apuró hasta el final de las existencias. No fue ajena a ningún sentimiento humano positivo como el llanto, la risa, la emoción, el amor. Las pasiones negativas tenían proscrita la entrada.
Había una foto del rencor para que los porteros estuvieran sobre aviso y cerrarle el paso.


Prohibir no es un acto insolidario si es en legítima defensa.

Remedios Palomo, Fuen Benavente, Tomás Montero, que vienen a ser el alma mater-pater de todo esto, irán colgando por aquí archivos y cosas y yo les iré contando, en la medida de mis posibilidades, mis recuerdos de esa jornada.
No esperen una crónica al uso. Les hablaré de una embarazada a punto de dar a luz que estaba en el Ateneo mientras su marido, ay los hombres, estaba viendo a su Atleti y a su padre le difamaban de oido los taxistas y que se llama María Garzón.

Les hablaré de la Iglesia, desde el punto de vista presuntamente blasfemo de Juan José Tamayo.
Les hablaré de la Argentina que lleva en en corazón Mirian Penela; del Valle de Cuelgamuros, sobre el que algunos invocan el espíritu de Rosario "la dinamitera"; de Mirta Núñez, que por las tardes escribe historia de pie frente a la más amplia ventana de su casa para no quedarse dormida tras sus clases y antes de alguna charla por cualquier barrio; de Carmen Agredano, que canta una nana de película para despertar conciencias.

Les hablaré de que el infausto lo tiene crudo porque existe Fausto Canales.

Les contaré chismes jugosos de Remedios Palomo, de Fernando Olmeda, de José María Alfaya, de Pepe Tarduchi, de un Chicago que no huele a Capone sino a orujo y Juan Carlos Mestre, de Martín de la Gaita que vino del siglo XVII en tranvía para enterarse de los chismes de los pícaros actuales, de Fuen Benavente que es de las Benavente de la casa republicana sin heráldica.

Están a tiempo de arrepentirse. Soy un tipo alto y desgarbado que aparece junto al bellezón de Amparo Climent en las fotos.

Siempre quise ser cronista, hijo del dios Cronos. Administrar el tiempo en el que se cuentan las cosas y hablar de Álvaro de Luna, de Martín Pallín, del chavalote que canta y que es hijo del chavalote del barrio de al lado del mío -eternos rivales, chungo- que se llamaba Luis Pastor, de la Gavilla Verde...Y hasta de La Solfónica, que primero nos acercó el Sol y las canciones del pueblo y llegó justo a tiempo, desde su infinita acampada, para hacer un escrache coral y cantar en portugués sin acento del foro.

Mi nombre, cada uno tiene sus defectos, es Mariano. Y mi apellido, Crespo, y prometo que falta mucha gente que todavía no he nombrado y que les iré presentando. Aspiro a que este blog tenga más que el reto de la actualidad: el amor de nuestras madres cuando iban guardando las fotos en una caja metálica de galletas.
Salud.
Ahora guardaremos las imágenes en la caja, algunas incluso se mueven -qué adelantos- y  les iremos poniendo los pies necesarios para que puedan marcharse solas y conocer mundo.

 

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